viernes, 20 de noviembre de 2009

En el foro de la CIAC...

En el foro de la CIAC, al amparo del silencio de la oposición, se ha publicado una especie de editorial en el que se arremete contra todos los demás culpando de un fracaso que se gestó en el mismo momento en que determinadas personas tomaron las riendas de un movimiento que nacía por el impulso de una idea imposible pero noble.

En estos momentos el “editorial” solo está accesible a los registrados y a los que podemos saltarnos el registro de entrada, porque han optado por eliminar la posibilidad de permitir su lectura a los no registrados y a los expulsados.

Como los malos políticos, echan la culpa a los demás, denuncian conjuras externas y no son capaces de hacer una autocrítica para el futuro.

El fracaso de la CIAC como proyecto se inició cuando se traicionó el espíritu de gestión colectiva abierto transformándolo en su antítesis en manos de dos personas cuyo talante está ampliamente documentado en los foros de Internet en especial en acenlibertad.

Su aparición en sociedad se plasma con un comunicado en el que, entre otras cosas, se destaca la vocación de unidad de acción con el resto de las asociaciones. Como esta cuestión es vital para conseguir la máxima eficacia en la lucha por los intereses del colectivo autocaravanista se les pregunta públicamente en qué consiste la idea de la unidad de acción y cómo piensan llevarla a cabo.

Estas preguntas, las dudas y el debate lógico, mesurado y razonado que se plantea a los miembros más significados, justificadas por la trayectoria de estos mismos autocaravanistas, son tomadas y publicitadas como el nerviosismo o el miedo de las asociaciones constituidas y como un ataque a la neonata asociación.

Mi participación en el foro abierto atendiendo a la invitación pública y en respuesta a las alusiones previas trufadas de faltas de respeto por algun@ de sus más significados participantes, como continuación a su ya dilatada intervención  en la misma línea de acenlibertad, fue saludada con desprecio, poniendo de manifiesto que no era bienvenido en “su” foro e invitándome a marcharme a pesar de que soy un compañero que participa en una pequeña parte con la que necesariamente tendrán que ponerse de acuerdo si quieren participar de esa unidad de acción y si su declaración de intenciones es sincera.

Como estaba en un foro en teoría abierto me fui limitando a contestar adecuadamente a cada insulto y a cada descalificación. Muchos de mis mensajes fueron borrados hasta que la única forma de callarme fue la de expulsarme del foro.

Las consecuencias que se pueden sacar son bastantes obvias. Es posible que la CIAC salga adelante hasta disponer de un número de socios significativo. Los mecanismos y el ámbito para captar socios y para actuar son los mismos que los de todas las demás asociaciones, nadie ha dañado su estructura organizativa. Para que lo consigan únicamente es necesario ofrecer un proyecto atractivo para el colectivo en función de la demanda.

Varios clubes que hoy cuentan con centenares de asociados se han iniciado con tres miembros y han ido creciendo por la discreción y en el buen hacer de sus dirigentes que se comportan como unas personas normales y autocaravanistas comprometidos.

Por el momento el atractivo que puede ofrecer la CIAC es el talante de sus principales o más significados dirigentes cuyos “nick” registrados en su foro son “coyote46370” y “angeles”, una declaración de intenciones que no se corresponde con los hechos y una estructura asociativa de ámbito nacional cuya dimensión, cargos y línea de actuación se desconoce.

En esa especie de “editorial” a la que me refiero y origen de esta réplica acogida a la hospitalidad del octópodo virtual, se defiende el derecho a la asociación, derecho que sólo ha sido puesto en peligro en la demagogia de su autor para culpar de un fiasco a una conjura cuando éste solo tiene su origen en el síndrome del escorpión.

Como nos tiene acostumbrados el ideólogo o gurú menor (por la dimensión de sus seguidores) anuncia una nueva tanda de calumnias y falsedades para explicar el ataque a las libertades constitucionales amenazando con tirar de la manta. Típico.

Arsenio

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