
Los comuneros de San Xurxo alertaron a Concello y Xunta de la proliferación de este tipo de edificaciones. La zona de Tralouteiro está atestada de casetas de madera y chapa que se utilizan como hogares estacionales.
Cerca de una treintena de infraviviendas abarrotan el litoral de Doniños, más concretamente la zona de Tralouteiro que, pese a pertenecer a San Xurxo, está próxima al arenal. Este fenómeno urbanístico, existente desde hace años, se ha agravado en los últimos tiempos. Tanto que los comuneros de San Xurxo han alertado al Concello y la Xunta de esta situación y han pedido la toma de medidas urgentes. De momento, el Ayuntamiento ha sido el primero en reaccionar e intensificará a partir de mañana, según avanzó el gobierno local, la vigilancia policial no solo en Doniños, sino en toda la zona rural, para evitar nuevos casos.
Pese a ser una zona protegida y próxima al mar, donde solo los inmuebles anteriores a la ley de Costas son legales, Tralouteiro está atestada de infraviviendas. ¿Qué son? Pues pequeñas edificaciones construidas en madera y chapa que funcionan como hogares estacionales.
Están en terrenos vallados en los que, en muchos de ellos, hay pozos de barrena que permiten a sus usuarios tener los servicios básicos sin conectarse a la traída municipal. El aspecto de algunas de estas infraviviendas es muy similar al de una caseta de obra, con forma rectangular, exterior de chapa y pequeñas ventanas. Para ganar espacio, las alternativas son muchas: sumar un nuevo módulo a la infravivienda, incrustarle un porche de tienda de campaña, ubicar dentro del terreno una autocaravana o ganar un poco de espacio en el tejado.
A las de chapa se suman las casetas de madera y las de cemento, con aspecto de galpón o garaje, pero con vida en el interior como muestran las cortinas. Algunas incluso se venden y otras se alquilan.
Los comuneros de San Xurxo denuncian que este fenómeno urbanístico ha proliferado por la inacción de las administraciones a la hora de multar. Hacerse con una caseta a unos metros del litoral se ha convertido en una opción ilegal, puesto que no se puede construir en esa zona, pero barata, al menos hasta que no finalice un expediente sancionador. Los terrenos se comercializan a precios asequibles, ya que en ellos no es posible edificar, en torno a 4.000 euros. Y un pozo de barrena puede alcanzar los 1.800 euros. Si a esto se le suma la caseta, que según el material varía el coste, una persona puede conseguir un hogar situado en un enclave privilegiado sin tener que desembolsar mucho dinero.
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