Puesto que aún no podemos salir con la TRAVI-AC y tenemos un monazo que ni os cuento, la Carme y yo decidimos salir a comer ayer para quitarnos las "penas" y apostamos sobre seguro por un restaurante rural regentado por dos buenos amigos, Anna y el Manel. Se llama La Socarrimada y esta en el pueblecito de Rojals (no llega a 30 censados) pedanía de Montblanc, comarca de la Conca de Barberà (Tarragona).
El pueblo, genialmente reconstruido sigue teniendo este regusto de lo rural inalterado y auténtico en donde el tiempo y el espacio adquieren otra dimensión. Está a 1.000 metros de altitud y para llegar a el tienes que pasar por una carretera serpenteante (curva y contracurva, muchas de ellas de 180º) que quita el hipo pero conduciendo con moderación te permite contemplar unos paisajes impresionantes. Se ve en el horizonte el Pirineo, desde el Aneto en el macizo de la Maladeta (a tu izquierda) hasta las postrimerias de Las Alberas (a tu derecha) y al fondo se ve la mítica cumbre del Canigó.
La Socarrimada no es un restaurante que tenga ninguna estrella Michelín, ni tenedores de honor, ni tan siquiera sale en las guias gastronómicas pero la verdad es que no le hace falta porque tamaños títulos pueden prostituir su sabor de lo auténtico. Es una fonda rural con habitaciones y restaurante... y solo esta abierto los fines de semana.
Os dejo un enlace a su web para que veais:
El restaurante, de ambiente muy familiar, basa su carta en los productos de mercado y temporada y en la genialidad de Ana y Manel. Los platos suelen ser recuperaciones de antiguas recetas culinarias de la comarca. La parrilla de fuego de madera de encina y la cocina del "chup-chup", de la abuela, són las bases donde se construyen "grandes" creaciones con sencillez y productos de muy buena calidad mayoritariamente de la zona. Se trabaja un menú excelente y con una relación calidad precio mejor aún. Se puede escojer entre 4 ó 5 primeros platos, segundos y postres (van variando cada fin de semana). De entrada siempre te suelen ofrecer un pica-pica casero. Y para finalizar, cafés y licores artesanales entre los que recomiendo una ámplia gama de orujos y ratafías... cual la mejor. Los licores los pone normalmente la casa y a discreción.
Y después de comer, la tertulia con Manel. Personaje de lo más pintoresco donde los haya. Un hombre sabio del pueblo llano con una peculiar forma de ver, entender y vivir la vida.
Hoy hemos comido por 25 euros cada uno:
- Una especie de humus casero.
- Guisado de garbanzos con bacalao y sus verduritas (receta de la abuela).
- Chuletillas de cordero a la brasa de encina, con su especial guarnición (una creación "improvisada" de Manel, en este caso espárragos verdes, seta de cardo, ajo tierno, cebolleta, pimiento verde, patatita con piel y alcachofa todo hecho a la brasa y en su justo punto de cocción).
- Flan casero de huevo al aroma de canela.
Todo regado con excelente vino del Priorato y gaseosa artesanal (aún se fabrica en Montblanc utilizardo aquellas botellas de vidrio con un tapon especial).
Cafés, ratafia de limón y orujo de miel (todo artesanal, destilado "ilegalmente" pero delicioso, mejor que los de marca).
Os sugiero que descubrais este rincón apartado del mundanal ruido que ha sabido conservar el sabor y el olor de lo auténtico.
Damià
No hay comentarios:
Publicar un comentario