Estamos sin un duro, el Gobierno vasco padece un agujero presupuestario que le exige solicitar un crédito de urgencia de seiscientos millones de euros. ¡Qué vergüenza ir por España ejerciendo de bilbaíno con el monedero vacío!
De "pastelón" calificó el consejero Aguirre la herencia presupuestaria que el Gobierno de Ibarrretxe les ha dejado a los socialistas con una recaudación un 16% a la baja. El flanco abierto a la crítica que el PNV intentó explotar por el incremento de la deuda fue cerrado por el socialista Pastor, que se atrevió a amenazarle con el futuro informe del Tribunal de Cuentas sobre las liquidaciones en falso de los anteriores presupuestos nacionalistas. El hecho cierto es que el Ejecutivo reconoce con humildad que no hay un duro, una necesaria actitud para enfrentarse a un serio problema.
Y con entereza López ha declarado la posibilidad de modificar la sacralizada, por el nacionalismo, LTH si la Ley Municipal, que tantos años ha estado metida en un cajón bajo siete llaves por ese partido que se llamaba "municipalista", lo exige. Aquella ley, la LTH, nació -ya lo criticó Euskadiko Ezkerra en palabras de su portavoz Lizundia- huérfana del capitulo de las instituciones locales. Casi 30 años han tenido que pasar, esperar el acceso al Gobierno de la izquierda, para recordar el papel de los ayuntamientos en Euskadi.
Si habíamos quedado en que la política es el instrumento para resolver los problemas no sé a qué viene el PP a montar un acalorado debate con los socialistas poniendo en solfa la Ley de Partidos, reclamando su modificación para que los radicales no se cuelen en las lista a las próximas elecciones. Las leyes no están para ser modificadas enseguida ni para que mediante ellas demostremos nuestros más primarios impulsos partidistas, bastante luz ha arrojado sobre la misma el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ratificando la ilegalización de los que colaboran con el terrorismo para meterse en un ámbito que funciona bien. Ganas de fastidiarla.
Peor que el pastelón de la herencia económica que nos ha dejado el PNV es la "pastelada" que padecemos en ETB. El teleberri nocturno del pasado sábado, abriendo con las manifestaciones del mundo radical por la desaparición de Jon Antza en Francia y relegando a muy tardío lugar el funeral de un ser tan cercano como Delibes, nos seguía ubicando en la Euskal Herria alejada, diferente, ajena, si no enfrentada con lo más cercano, permaneciendo a pesar del cambio en el conflicto fabricado por el nacionalismo. No pudo faltar la aberrante cita del Estado sustituyendo a la palabra España cuando la locutora comunica que se compran en el Estado un 30% de autocaravanas menos que en el vecino país. La ideología dominante, el lenguaje, el libro de estilo de ETB, es el verdadero pastelón, la herencia de la que no salimos, huérfanos quizás de otras, que nos dejó el nacionalismo. No es sólo un problema de ETB.
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