
Evaristo e Isabel con 52 años, llevaban muchos viajando. Siempre que podían, que se avecinaba un puente, organizaban una nueva ruta. Lo suyo era turismo de tres y cuatro días, el tiempo que le permitía sus negocios. «Nunca cerramos más que en los festivos, así que teníamos que aprovechar cualquier hueco», recuerda Evaristo, al que le asoman unas lágrimas pensando en la reserva de hotel en Jerez para acudir juntos al inminente Gran Premio de Motociclismo.
Bregados en mil viajes, había una zona en España a la que le llevaban tiempo poniendo el ojo, la costa de la provincia coruñesa. En esta ocasión, lo organizaron junto a un matrimonio amigo y la hija de este. En sus respectivas autocaravanas, se aventuraron hacia Galicia. Pusieron rumbo a Fisterra. Era jueves y el clima invitaba a pasear por las playas. No hacían más que sesenta kilómetros al día. Primero fue Santiago, luego Fisterra, también Muros, Muxía, Malpica, Caión y A Coruña. No tenían prisa en volver a Béjar. Isabel quería seguir viajando. Toda la vida.
Aquella tarde del 21 de marzo, la fallecida paseaba junto a su esposo, una pareja de amigos y la hija pequeña de estos por el paseo marítimo de La Coruña. Ambos matrimonios, de Salamanca, habían escogido Galicia para pasar un puente. Viajaban en sendas autocaravanas. Llegaron a A Coruña unas horas antes, circulaban por el paseo marítimo y encontraron un hueco para estacionar. «¿Por qué demonios tenía que haber sitio para aparcar justamente ahí? Hubiésemos seguido de largo y no hubiese pasado nada», se lamentaba el marido minutos después del accidente. Lo decía porque nada más poner pie en tierra, a escasos 80 metros de la caravana, su esposa encontró la muerte al apoyarse en la barandilla metálica. Apoyó su espalda porque vieron a «un tipo con mala pinta merodear por las autocaravanas» y decidieron vigilarlo. Cayó desde cinco metros. Todos corrieron a socorrerla, pero Isabel Herrera murió en el acto.
El Ayuntamiento coruñés reconoció su responsabilidad en la muerte de la turista salmantina que murió en el paseo marítimo el pasado mes de marzo y abonará a la familia de la víctima una indemnización de 279.000 euros. Tras varios meses de diálogo entre los servicios jurídicos municipales y el viudo se llegó a un acuerdo en virtud del cual los herederos legales de la fallecida -su esposo y su hijo- retiran todas cuantas acciones legales emprendieron contra el Ayuntamiento.
Esta cantidad entregada a la familia en este acuerdo extrajudicial es muy superior a la fijada en el baremo de responsabilidad civil que marca la ley. En accidentes similares al ocurrido el pasado 21 de marzo en la zona de los Pelamios, donde existe una fallecida de 51 años, un viudo y un hijo mayor de edad, la tabla marca una cantidad no superior a los 104.000 euros de resarcimiento; si bien en el caso de la turista salmantina habría que añadir los daños morales causados, algo que el Ayuntamiento también asumió. Como ejemplo, hace unas semanas se publicaba una sentencia en la que se condenaba al Ayuntamiento de Málaga por la muerte de una mujer que tropezó con una baldosa en mal estado. En el fallo se fijaba en 136.000 euros la indemnización a la familia.
Fuentes: Lavozdegalicia.es Bejarnoticias.com
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