lunes, 4 de enero de 2010

La cultura de la bulla (en Sevilla)

Una vieja leyenda, cuyo origen está documentado oficiosamente en la intoxicación por cazón en adobo de un columnista, afirma que existe una cosa nominada como La Cultura de la Bulla.

Jacarandoso viajero, no se ría. Usted, por si acaso, cuando vea mucha gente y escasa o ninguna policía tome las medidas de autoprotección habituales en estos casos.

De forma resumida, la leyenda indica que cinco, o diez mil o quince mil sevillanos, amontonados al azar en cualquier lugar de la ciudad, organizan sus movimientos corpóreos de forma automática y no escrita, como si conformaran un Único Ser.

Una bulla en Sevilla es un mogollón en el cual el turista incauto no puede esperar vivir ningún momento de leyenda, ni menos un movimiento cósmicamente organizado. Todo lo más puede aspirar a que no le roben algo del bolsillo. O de la autocaravana que dejó aparcada unas cuantas calles para allá, con unas bicis colgando de la puerta de atrás.

Que también son ganas de provocar la de los viajeros guiris éstos.

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