
Los restos incinerados de Joan Roma y Eva Fajula, los dos torellonenses de 34 años que murieron en un accidente de tráfico en Nueva Zelanda, está previsto que lleguen este viernes al aeropuerto del Prat de Barcelona.
Viajan en el vuelo de Singapore Airlines procedente de Auckland (Nueva Zelanda) y estaba previsto que llegaran poco antes de las 9,45h. de la mañana en Catalunya tras hacer parada a los aeropuertos de Singapur y Milàn (Italia).
Los familiares más próximos y algunos amigos de las dos víctimas han contratado un microbús que salía de Torelló a primera hora de la mañana para llegar a la T-1 antes del aterrizaje del vuelo. El alcalde de Torelló, Miquel Franch (PSC), que también viaja con ellos para acompañarlos, solicitó una sala privada al aeropuerto para poder recibir las urnas con las cenizas de Romà y Fajula de una forma más recogida. La presencia del alcalde creen que también puede facilitar los trámites a la aduana en caso de que surgiera algún problema.
Con los restos mortales en Catalunya, y como habían previsto ya el fin de semana pasado, este viernes a las 4 de la tarde se les dedicará un acto de despedida en la iglesia del barrio de Montserrat de Torelló. Más allá de la ceremonia religiosa los amigos de Roma y Fajula también harán una lectura de textos propios para recordarlos. Las circunstancias de la muerte de las dos víctimas y el hecho que los dos estuvieran estrechamente vinculados al tejido asociativo del municipio hacen prever que la iglesia dónde se hará el acto de despedida se quedará pequeña enseguida.
El accidente mortal que sufrieron los dos torellonenses ocurrió el 22 de diciembre a unos cuatro kilómetros de Towai, en la región de Kawakawa, en Nueva Zelanda, donde estaban disfrutando de un viaje de vacaciones. Circulaban con una autocaravana cuando un camión de gran tonelaje les invadió su carril y no pudieron hacer nada para evitar el choque, que los atrapó al margen de la carretera.
Romà y Fajula murieron en el acto y los servicios sanitarios ya no pudieron hacer nada para salvarles la vida. Los cuerpos quedaron custodiados por la empresa funeraria Morris & Morris, en Nueva Zelanda, que la semana pasada ya se ocupó de su incineración. Los envíos de sus despojos mortales, pero, se ha ido demorando. Desde el accidente hasta la recepción habrán pasado 16 días, un periodo largo que también ha prorrogado la angustia de familiares y amigos.
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