martes, 24 de agosto de 2010

Nómadas del caravaning

Muchos turistas instalan sus autocaravanas en las inmediaciones de los campings para no pagar y utilizan, incluso, las duchas y la piscina. Pierre ha tirado la caña con la esperanza de que algún pez pique en las tranquilas aguas de los canales de Santa Margarida, en Roses. 


Sentado en una silla de camping, a este viajero de Poitiers le acompaña una perrita, que ha atado al tronco de un árbol, a la sombra. Tras él está su casa, que durante estos días no es otra que su autocaravana con la que se ha ido de vacaciones. Sus vecinos de estacionamiento son un matrimonio de mediana edad de Toulouse. 

Ella, Nicole Millon, con el traje de baño puesto, se afana en preparar la comida para pegarse el primer chapuzón del día. Son las 12 de la mañana y el sol aprieta. Mientras, su marido, Jean Pierre Martínez, entra y sale del vehículo descamisado. A pocos metros del matrimonio, una mujer sentada frente a la puerta de su autocaravana hace crucigramas. A su lado, un felpudo de goma para restregarse los pies es de uso obligado para todos aquellos que suben al vehículo y sobre su cabeza un tendedero improvisado donde cuelgan toallas de playa, bikinis, camisetas… Ni Pierre, ni el matrimonio Martínez ni la crucigramista están en ningún camping a pesar de que la vida que llevan así lo parece. No están solos. Una cincuentena de autocaravanas se concentran a mediados de agosto en las inmediaciones del camping Salatà de Roses. 

El 90% de los vehículos son de turistas franceses, pero también se observan matrículas del Reino Unido, Bélgica, Italia, Eslovaquia, España e incluso de Canadá. Sus inquilinos gozan de una vida de camping sin pagar por los servicios de este establecimiento. "Las autocaravanas, como cualquier vehículo, pueden aparcar en la vía pública pero no acampar" , explica el periodista especializado en camping y caravaning Agustí Valls. Yatenor de las escenas, muchos se saltan la normativa. "No pueden estar calzadas, ni con las ventanas abiertas ni con las mesas o sillas fuera, porque esto ya es acampar", matiza Josep Maria Pla, presidente de la Associació de Càmpings de Girona. "Pasar un día en un camping sale a 40 euros", se queja Nicole que, junto a su marido, han aprovechado sus vacaciones para hacer una ruta por España. 

Jean Pierre enseña sobre el mapa el recorrido que han seguido durante estas tres semanas, antes de recalar en Roses, donde hace ya ocho años que pasan parte de sus vacaciones: Toledo, Zamora, Santiago de Compostela, Valencia, Cambrils… De España envidian el tiempo, pero echan en falta una cosa: disponer de áreas de pernoctación exclusivas para autocaravanas, con unos servicios mínimos de agua y luz, con depósitos para vaciar el agua sucia. "En Francia, pagando una cantidad diaria, entre 6 y 9 euros, puedes hacer vida allí", explica Nicole. En Roses no están pagando nada por ocupar la vía pública. A pesar de eso, Nicole se defiende: "Hacemos gasto. Vamos a restaurantes, compramos helados…". 

También echa en falta este tipo de aparcamientos específicos André Feuvrier, que por segundo año pasa unos días junto a su hijo de 9 años en Roses. Asegura que no ha encontrado plaza en ninguno de los campings de la zona y que por eso se ha instalado en la calle. Este turista de Besançon añade que acampar en la vía le da más libertad. "Si estás en un camping debes ir a su restaurante, no tienes muchas más alternativas, porque suelen estar alejados del centro. En cambio así tienes más variedad donde elegir", explica. 

El secretario del Gremio de Comerciantes de Caravaning de Catalunya (Gremcar), Eduard Gómez, pide a los ayuntamientos que faciliten un espacio a las afueras del municipio donde estos vehículos pueden estar. Un deseo que topa con las reticencias del sector del camping que lo ven como una "competencia desleal". Miquel Gotanegra, propietario del camping Salatà, frente al cual estacionan todas estas autocaravanas, cree que el problema es de difícil solución. 

Dice que de unos años para acá se ha intensificado la presencia de este tipo de vehículo frente a su camping, principalmente durante los meses de julio y agosto. Y algunos de ellos hacen uso de las duchas o las piscinas del establecimiento sin pagar un duro. Ante esta situación, Gotanegra ha optado por contratar a un vigilante que controla quien entra y sale de su establecimiento. "Además, generan mucha suciedad", se queja. 

Para acabar con esta imagen el Ayuntamiento de Roses está ultimando una ordenanza de circulación que prohibirá, entre otras cosas, la acampada de estos vehículos en todo el pueblo. "Con ello se busca que las autocaravanas vayan a los campings", subraya el concejal de Seguridad Ciudadana, Àngel Tarrero. Además, se quiere dotar al Consistorio de una herramienta con la que poder regular esta situación. La ordenanza podría entrar en vigor entre finales de este año o el que viene. 

Fuenet: La Vanguardia

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