domingo, 10 de octubre de 2010

Con la casa a cuestas - El primer encuentro de campistas del País Vasco reúne en Mendexa 60 caravanas de Madrid, Navarra, Cataluña y la cornisa Cantábrica

Ni líos con las reservas, ni pérdidas de maletas en los desplazamientos, ni problemas de idiomas. Son nómadas que no quieren renunciar a las comodidades.

Miles de familias viajan con la casa a cuestas y quienes lo prueban una vez aseguran que ya no se abandona. Más de medio centenar de caravanas se reúnen este puente en el camping Leajai de Mendexa para celebrar el primer encuentro de campistas del País Vasco.
 
La concentración ha reunido a alrededor de 200 usuarios procedentes de Galicia, Asturias, Cantabria, Navarra, Madrid y Cataluña, además de diversos puntos de la comunidad autónoma, que persiguen un doble objetivo. Por una parte, estrechar lazos entre personas afines. «En este tipo de reuniones conoces a otros caravanistas con los que puedes mantenerte en contacto a través de los foros de Internet e igual decidís viajar juntos», explican promotores de la iniciativa. Por otra, buscan difundir entre la ciudadanía en general el tipo de turismo que practican. «Hay muchos tópicos que desterrar, como el que somos turistas de baja calidad o que no gastamos dinero porque lo llevamos todo», dice Walter, un incondicional caravanista que ha viajado desde Cataluña con sus dos hijos y su mujer. «Por ejemplo, este fin de semana tenemos intención de conocer Lekeitio y su entorno, donde lógicamente haremos nuestras consumiciones con el beneficio que ello reporta al municipio».
 
Aunque se trata de un sector emergente -en los últimos cinco años y pese a la crisis el parque ha crecido en torno a un 15% anual, según datos de la DGT- los campistas aseguran que las instalaciones y servicios adaptados a sus necesidades distan mucho de los existentes en países pioneros como Alemania, Francia, Inglaterra o Italia. «No hay más que cruzar la frontera para darte cuenta de que las áreas de descanso están cerca de zonas céntricas y comerciales y hasta el pueblo más remoto tiene su propio camping», coinciden varios usuarios. «Nos llevan años de ventaja. Aquí, salvo excepciones como Cataluña, la situación es la contraria. Las áreas adecuadas están muy lejos y encima son bastante caras», reiteraron. Por otro lado, comparten las quejas y críticas hacia «las caravanas invasivas que ocupan la primera línea de playa». 
 
«No hay barreras» 
 
Para los usuarios, la libertad de viajar que garantiza este tipo de vehículos no tiene igual. «No hay barreras. Puedes llegar adonde quieras», asegura Marta, una catalana que todavía recuerda su último viaje a Noruega. La familia de Miguel Filgueiras, por su parte, remarca la autonomía que ofrecen. «No tiene nada que ver con un apartamento o un hotel, sobre todo para los chavales, que se sentirían encerrados. Aquí tienen una libertad impagable». «De hecho, solo viajamos con la caravana los fines de semana de temporada baja. El resto, lo estacionamos en un camping de La Coruña donde prácticamente residimos durante todo el verano y desde donde vamos a trabajar», cuenta Filgueiras.
 
Para los usuarios reunidos en Mendexa, además, no hace falta renunciar a las comodidades para evadirse, perderse y conocer lugares nuevos. Y es que muchos de estos vehículos se asemejan a verdaderas mansiones ambulantes que poco tienen que ver con la mítica 'Volkswagen' de hippies y surfistas. «Para comprar una nueva hay que pensar en cifras que empiezan a partir de los 40.000 euros, pero también hay todo un mercado de segunda mano», detalla Walter que comenzó a viajar en autocaravana hace una década. «Hoy en día, están equipadas con todo: cocina, ducha, agua caliente, inodoro, nevera y calefacción en invierno. Para recorrer las cuatro estaciones», resumen. 
 

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