domingo, 7 de noviembre de 2010

Valencia: Las fiestas 'rave' toman la Comunitat

Existen pocos carteles de las 'rave'. En ellos se lee sólo los disc-jockey que pinchan, el nombre de la fiesta y, a lo sumo, la hora y la población. Si uno quiere saber dónde acudir, no hay más solución que esperar a ser avisado por un amigo del amigo del amigo... 


«Más información, próximamente», reza el panfleto de uno de estos eventos clandestinos que cada fin de semana congrega a centenares de jóvenes valencianos en lugares secretos. «Calle Pregunta a Tus Compis, número 8», ubicó este verano con sorna uno de los reclamos.
Según jóvenes afines a este movimiento alternativo, la Comunitat Valenciana acoge actualmente alrededor de una docena de fiestas 'rave' al mes y cuenta con unos siete colectivos que gestan su organización en la sombra. Son conscientes de que incumplen la legalidad al convertir en discoteca una nave abandonada, la vieja cementera de Buñol o un descampado de Manises bajo un puente del 'by pass'.
El primer paso es escoger el lugar. «No es fácil», confiesa Ramón, que no quiere dar más datos sobre su identidad. «Instalamos equipos de muchos decibelios y lo primero es encontrar un sitio alejado de la población». No están dispuestos a que las molestias por ruido acaben de un plumazo con la llamada de vecinos a la policía, y de ahí al final de una fiesta que, por su naturaleza, «nace para durar horas y hasta días enteros, para seguir cuando se acaban otras fiestas».
Segunda norma básica para una 'rave' que quiera sobrevivir: nada de carreteras demasiado cercanas. Eso fue precisamente lo que mató, antes de hora, una concentración de 500 jóvenes a principios de este mes en un viejo taller de Paterna situado en la carretera entre el polígono industrial L'Andana y San Antonio de Benagéber. «Esto iba a durar hasta las siete de la tarde, pero mira, ha pasado una patrulla de la policía, nos ha visto y ahora hay que largarse», se lamentaba a mediodía uno de los jóvenes desalojados.
Con la ubicación clara, llega la hora de anunciar el evento. «Es un mito que los lugares de las 'rave' figuren en páginas web. La publicidad se hace de persona a persona, con mensajes a móviles o correos electrónicos. En este mundillo, la gente se conoce y la cosa se va inflando. Uno avisa a otro y así», describe Ramón. Se produce un efecto de incremento geométrico que hace que algunas 'rave' hayan acabado con millares de jóvenes bailando enfervorecidos en la oscuridad de ruinas industriales. 
Las entrañas de la fiesta 
Una de la mañana del sábado 7 de agosto. Arranca una 'rave' en Manises. Dos furgonetas trasladan los potentes equipos de sonido: seis altavoces con ruedas, grupos electrógenos, mesas de mezclas, reproductores y hasta precinto para separar la zona de baile de la zona DJ. No faltan amplias pancartas con los signos de los organizadores. Se observan diseños de estética punk, futurista e industrial. Mucha letra 'k'. Mucha tipografía distorsionada.
Al séquito musical se suma una autocaravana. Es un puesto de venta de alcohol con cuatro ruedas. «La bebida la trae quien quiere y nadie paga entrada. La cerveza está sólo a 1 euro y los cubatas a 3, precios normales, no los 6 que te clavan por ahí en las fiestas llamadas legales», recalca una joven de Aldaya.
La música empieza a sonar. Los BPM (concepto que marca el número de golpes de percusión de frecuencia baja por minuto) suben a niveles de locura. Es el tecno hardcore, lo más radical. Los parroquianos se agitan. Basta con observar algunas de sus miradas para saber que hay droga en sus venas. «Como también las hay en los pubes de la ciudad, ¿no te jode?», se defiende Vicky, otra participante.
La Generalitat tiene competencia para sancionar a los organizadores de las 'rave'. Sin embargo, en media década no ha habido manera de imponer ni una sola. «La razón», apuntan fuentes de Gobernación, «es que nunca se localiza a los organizadores».
Entre 2004 y 2009, la Generalitat ha recibido cuatro actas de denuncias, una de ellas la de la pasada 'rave' de Nochevieja en Paterna. «Cuando la Policía Autonómica o la Guardia Civil interviene, preguntan a los participantes, al que pincha, al dueño de los equipos, pero todos dicen haber sido contratados por un misterioso organizador que jamás aparece», explicaron.
El misterio rodea la identidad de los generadores de 'raves', pero surge otra pregunta: ¿quiénes acuden a ellas? Es erróneo pensar que son sólo terreno de radicales antisistema. También concentran a devotos de la música electrónica o a grafiteros. Además, actúan como 'fiestas-escoba' que recogen a aquellos que han pagado su entrada en un local con horario de cierre y se quedan con ganas de más.
Otros, como Carlos, ven una oportunidad gratuita de juerga diurna. «Yo ayer salí de fiesta, me acosté un rato, he almorzado y ahora (son las dos de la tarde y el sol cae a plomo) me vengo aquí un rato a bailar», defiende a las puertas de una 'rave' de Paterna.
La directora general de Seguridad y Protección Ciudadana, Sonia Vega, insiste en que para la Generalitat "es prioritario velar por la seguridad y el bienestar de los usuarios de establecimientos y espectáculos públicos». Lo que se persigue con la actual ley, resumió, «es que no exista riesgo para los ciudadanos y se logre el equilibrio entre el derecho al ocio y al descanso".
Descansar es lo único que no podía hacer Miguel, un vecino que se vio sorprendido por la 'rave' veraniega en Manises. «Empecé a oír ese ruido sobre la una de la mañana. Estaban lejos y aún así llegaba a mi chalé. Desde ese momento, ni yo ni mi mujer pegamos ojo. Llamé a la policía y nadie hizo nada. Aquello siguió todo el día».
En opinión de Vega, existe un factor añadido para perseguir las 'rave'. «Este tipo de fiestas carecen de autorización y no cumple con las mínimas condiciones seguridad y salubridad». En entornos como naves abandonadas existen cristales rotos, cables arrancados, techos medio caídos o elementos desprendidos. Los lavabos sencillamente no existen. Cada uno se las ingenia para hacer sus necesidades entre matorrales o junto a los vehículos.
Además, añade la experta de la Generalitat, es siempre conveniente que el ciudadano sea conocedor del responsable que organiza el evento al que acude". En caso de accidente en una 'rave', la víctima no podría reclamar ante nadie.
La nueva Ley de Espectáculos Públicos, Actividades Recreativas y Establecimientos Públicos se está tramitando en les Corts. Según Vega, «garantiza la seguridad y el bienestar del público, participantes y asistentes». Además, destacó, «introduce el concepto de declaración responsable, piedra angular de la norma que supone el compromiso del ciudadano de que ostenta todas las condiciones y requisitos para abrir un establecimiento público».
Para los 'ravers' estos conceptos son sólo «palabrería». En su opinión, «todo es un rollo similar al del botellón, un truco del sistema para que la gente siga pagando precios que están por las nubes en pubes y discotecas». Intentar acabar con las 'raves' es ir «contra una cultura diferente de la diversión».

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