Ourense está de vacaciones, o por lo menos lo parece, pues se encuentra uno a poca gente por la calle o en sus despachos y lugares habituales; aunque también es verdad que el síndrome vacacional producido en aquéllos que estamos presentes, por un nosequé , tal vez holganza derivada de una seudomímesis por éxodo veraniego de los demás, hace como que si no estuviéramos (por ello algunos piensan que es el peor mes para vacacionar).
Más, la soledad natural que podríamos advertir por la falta de miembros de esta familia ourensana queda en agua de borrajas al poder conectar con algunos que nos dan noticia desde lejos o más cerca.
Es el caso de hoy, donde una llamada al Camino acusa recibo en receptor al que pido fotografía adjunta para dar testimonio de que lo que nos cuenta no es trola; bueno, esto es broma, ya que a estas alturas del otro camino que es la propia vida, ni Juan Cabanelas ni Luis Pérez de Juan estarán como para querer aparentar ser héroes de ninguna historia. El caso es que a las nueve de la mañana de hoy, ayer para los lectores, llevaban ya tres horas caminadas desde Santa María de los Arcos, donde, por cierto, me cuentan haber asistido a una preciosa misa del peregrino rodeados de frescos del siglo XVIII y envueltos en música de coros con órgano y en la que el celebrante cura dio la bendición en múltiples idiomas (no olvidemos que el 70 por ciento de los peregrinos del camino francés son extranjeros). Ya, situándonos en el momento de nuestra llamada, estaban recreándose con otra iglesia, la del Santo Sepulcro de Torres del Río, octogonal iglesia románica del XIII donde se venera una imagen de Cristo del mismo siglo; es lo que tiene ser arquitectos, buena base para admirar lo que a otros se nos escapa, pero que ellos, sin duda, sabrán recoger profusamente para enseñarnos a los demás. ¿Saldrá un libro?
Hoy, nuestros amigos dormirán en la ciudad de Chechu Jiménez y mi amigo Alfredo M. Flórez, es decir Logroño, dejando ya los caminos de Navarra que no volver quizás jamás a hacer. El tercero en discordia de este peregrinaje ourensano es Jose Manuel Luis, que lo hace a cargo de la intendencia, procurando cada día el particular recurso por el que se decidieron para el descanso nocturno ? autocaravana-, además de la pertinente provisión de víveres de la tierra y que aprovechan a publicitar entre algunos caminantes de fuera convidados, cual agua de Sousas, vino del Ribeiro o productos made in Coren, que seguro los habrán dejado además de agradecidos bien impresionados. Y bien es lo que queremos desde aquí que sigan; fotografiando, dibujando y escribiendo, aunque sea hasta la una de la madrugada en las ocasiones en que se cuela por la ventanilla la bella dama inspiración. Los leeremos.
Es el caso de hoy, donde una llamada al Camino acusa recibo en receptor al que pido fotografía adjunta para dar testimonio de que lo que nos cuenta no es trola; bueno, esto es broma, ya que a estas alturas del otro camino que es la propia vida, ni Juan Cabanelas ni Luis Pérez de Juan estarán como para querer aparentar ser héroes de ninguna historia. El caso es que a las nueve de la mañana de hoy, ayer para los lectores, llevaban ya tres horas caminadas desde Santa María de los Arcos, donde, por cierto, me cuentan haber asistido a una preciosa misa del peregrino rodeados de frescos del siglo XVIII y envueltos en música de coros con órgano y en la que el celebrante cura dio la bendición en múltiples idiomas (no olvidemos que el 70 por ciento de los peregrinos del camino francés son extranjeros). Ya, situándonos en el momento de nuestra llamada, estaban recreándose con otra iglesia, la del Santo Sepulcro de Torres del Río, octogonal iglesia románica del XIII donde se venera una imagen de Cristo del mismo siglo; es lo que tiene ser arquitectos, buena base para admirar lo que a otros se nos escapa, pero que ellos, sin duda, sabrán recoger profusamente para enseñarnos a los demás. ¿Saldrá un libro?
Hoy, nuestros amigos dormirán en la ciudad de Chechu Jiménez y mi amigo Alfredo M. Flórez, es decir Logroño, dejando ya los caminos de Navarra que no volver quizás jamás a hacer. El tercero en discordia de este peregrinaje ourensano es Jose Manuel Luis, que lo hace a cargo de la intendencia, procurando cada día el particular recurso por el que se decidieron para el descanso nocturno ? autocaravana-, además de la pertinente provisión de víveres de la tierra y que aprovechan a publicitar entre algunos caminantes de fuera convidados, cual agua de Sousas, vino del Ribeiro o productos made in Coren, que seguro los habrán dejado además de agradecidos bien impresionados. Y bien es lo que queremos desde aquí que sigan; fotografiando, dibujando y escribiendo, aunque sea hasta la una de la madrugada en las ocasiones en que se cuela por la ventanilla la bella dama inspiración. Los leeremos.
Fuente: La región
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